lunes, 18 de noviembre de 2013

Capítulo 10

   El aire fresco que corría entre las hojas de los arboles del parque era una bendición, llenaba mis pulmones y parecía calmar de alguna manera la sequedad de mi garganta. Por un momento pensé en tirarme allí mismo, sobre el cesped, pero en cuanto me paré me dí cuenta de que no era una buena idea. Era mejor seguir caminando Nada más llegar encontré a mis amigos en el lugar de siempre. Me dí cuenta de que empezaron a reírse y a murmurar entre ellos nada más verme, creía saber el porqué.

   - ¡Eh, por ahí viene Jose! – Gritaba Fran entre risas - Y hoy parece que puede caminar solo. Sí… Hoy se tiene en pié ¿Cómo vas chaval? 
   - Bien – Dije avergonzado mientras aguantaba sus manotazos, que bruto era por dios.
   - Ya veo ya… Bueno Marta, aquí lo tienes, zúrrale tú ahora.
   - ¿Por? – Pregunté – ¿Por qué tiene que zurrarme? ¿Te hice algo? 
   - No nada, no te preocupes – Respondió la chica.
   - ¿Nada? ¡Si le diste una patada en la pista, que la pobre casi no puede ni andar!
   ¿En serio? – Ella me lo confirmó moviendo la cabeza – Vaya… lo siento, de verdad… Ni recuerdo haber estado en la pista.
   - ¡Joder si estuviste! Y no veas que meneos… - Dijo Fran, que no paraba de reírse.

   Miré alrededor, allí estaban, además de Fran y Marta, otros amigos que no os voy a presentar porque sino nos liamos y podemos estar aquí hasta el próximo lunes, ya tendrán su momento. No estaba ni Nati ni Lola, que era las dos personas que estaba buscando. Cuando terminé de comprobar este punto, me dirigí de nuevo a Marta para pedirle disculpas, no entendía como no podía recordar nada de eso.

   - No te preocupes, no fue nada, en serio. ¿Tú estás bien? 
   - Bien. Me duele un poco la cabeza, pero estoy bien… si dejamos a un lado que no recuerdo nada. ¿De verdad te di una patada? 
   - Sí – Volvió a asentir Marta
   - Al menos a ti no te tiró a la fuente – Apuntó Fran entre risas.
   - ¿Cómo? ¿A quién tiré a la fuente? - Todos me miraban sin decir nada, como si hubiera preguntado una obviedad. El tema ya empezaba a mosquearme, no pensaba que tuviera unos vacíos tan grandes - Que no me acuerdo, en serio… ¿A quién tiré a la fuente? ¿Qué fuente? ¿Quieres contármelo de una vez?

   Fran empezó a contar como me habían ido a buscar a la disco para llevarme a casa, que yo me negaba a ir, y como, en un momento en que Natalia me agarraba del brazo intentando convencerme, yo me la había sacudido de encima; al parecer al grito de “tu quita de ahí puta” la había tirado a una de las fuentes del pueblo. Fran escenificaba la escena agarrando del brazo a Marta, mientras narraba para todos la historia como si yo no estuviese allí. Y no terminó ahí la humillación, al parecer la noche no había sido tan corta como yo creía. Continuó contando todas mis andanzas bajo los efluvios del alcohol, hasta conseguir que me arrepintiese de preguntar.

   - “Y el tío, claro… quería mear, y no podíamos soltarle…, sino se nos clavaba en el suelo” - Fran estaba animado, la gente no paraba de reírse, y yo… ya no sabía donde meterme. ¿Por qué no me estaría calladito? En aquel momento juré no volver a beber nunca y empecé a pensar que hubiera sido mucho mejor haberme quedado en casa echando la siesta.

   Entonces creí reconocer a Natalia; una pelirroja salía de un local cercano y se marchaba en dirección contraria a nosotros. Decidí seguirla, tenía que hablar con ella, aclarar cosas... Eso, y que cualquier escusa hubiese sido buena con tal de largarme de allí. Me despedí con un “vuelvo ahora” y salí pitando sin esperar contestación.

   El lunés más, algo que dijo un tal Tomás.

6 comentarios:

  1. Bueno, no hay mal que por bien no venga, eso dicen. Si aprendiste la lección, bueno está.
    Hasta el lunes pues.

    Un besín :)

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    1. También dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

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  2. Una borrachera así es como para querer olvidarla y jurar que no vas a beber más, lo malo es que siempre hay una segunda vez.

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    1. Por suerte, en lo que va de vida, no tuve una segunda vez como aquella. Supongo que con los años aprendes a tropezar más blandito contra la piedra.

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  3. sé yo que no fue la última borrachera...por experiencia...yo solo tuve una así de gorda, en la que no recordaba nada, me desperté con las rodillas moradas un pijama que no era mío y acompañada jajaja! Ciertamente no volví a tener otra parecida pero nunca se sabe.
    Ya te vale...te enamoras de una, otra se enamora de ti y con otra tienes faena...jopelines!

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    1. Pues tuviste suerte de que alguien te prestase su pijama, no hay como tener buenos amigos que cuiden de uno cuando uno no puede cuidarse.

      Pues sí Cocci, hubo varias chicas en mi vida en esa época, pero mucho humo y pocas nueces, un poco blogafantas, ya sabes...

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