lunes, 21 de octubre de 2013

Capítulo 6

   No sé porqué he ido tan atrás, en realidad Maribel y yo no llegamos a tener historia, siempre me trató como si yo fuera demasiado joven, no sé porqué pues solo nos separaba un año y tres o cuatro meses. Sin embargo, ella fue la primera chica a la que besé, y aunque nunca se lo dije ni dí muestras de ello, durante varios años fue mi novia secreta; Tan secreta que ni ella se enteró.

   Pero volvamos a mis veinte años. Acababa de dejar los estudios para ponerme a trabajar, por necesidades del guión. Me refiero al guión que alguien escribe para mi vida. Creo que se ocupa de eso un señor mayor con mala leche y bigote, y si ya era mayor y tenía mala leche cuando yo tenía veinte años... imagínate el bigote que se gastará ahora. Entonces me convertí en lo que es un "niño con dinero". Hasta la fecha había tenido que arreglármelas con lo que me daban mis padres, que en mi caso era poco, por no decir nada; mi familia era humilde y mi madre hacía lo que podía con el poco dinero que llegaba a sus manos, sobra decir que mi padre no aportaba mucho a la família, supongo que lo necesitaba para "sus gastos". El caso es que mi vida estaba cambiando, ahora, aunque una buena parte se quedaba en casa, tenía pasta, poca, pero tenía pasta.  Y me había comprado un coche. ¡Un coche! Ya ves, veinte añitos, dinero en el bolsillo, coche propio... ¿Que más se puede pedir? ¿Dejar de ser virgen tal vez...?

   Ya... Ya puedes dejar de reírte.

   Es cierto, yo con veinte años todavía era virgen. Si dejamos a un lado aquel incidente a los catorce en el viaje de fin de curso, incidente que no sucedió como dicen por ahí. ¿Para qué iba yo a negarlo si fuera cierto? Lo más lejos que había llegado con una chica era a compartir algún beso inocente, y tocar alguna teta, así, de casualidad y sin querer.

   Oye... te juro que fue sin querer.

   Pues ahí estaba yo, viviendo mi vida tranquilamente y sin comerme una rosca (Tranquilidad y no comerse una rosca parecen ir siempre de la mano) cuando de repente, una amiga me da a entender que yo le intereso, que podríamos ser algo más que amigos. Y lo hace justo el día en que algo dentro de mí me dice que me he enamorado. Y no podía haberme enamorado de cualquiera, no... tenía que ser de la novia de un amigo. Lo que os decía: el viejo tenía, y tiene, muy mala leche.

   A veces no soy capaz de recordar con claridad lo que hice ayer, sin embargo se han quedado anclados en mi memoria aquellos días y muchas cosas que pasaron en aquel año. Un año en que mi vida cambió por completo, y todo sucedió así, de repente. Supongo que todos tenemos una edad en la que suceden las cosas, y muchas cosas de esas terminan por marcarte una dirección en la vida. Aquel año, tengo que decirlo, fue maravilloso. Nunca viví la vida tan intensamente. Sexo, alcohol y rocanrol endulzaron muchas noches que nunca olvidaré, aunque he de reconocer que el alcohol endulzó algunas de tal manera que solo puedo recordar lo que mis amigos me contaron al lunes siguiente.

   Todo empezó aquel fin de semana, cuando vi a Sonia por primera vez. Hasta la fecha todo en mi vida había sido tranquilo, posiblemente demasiado tranquilo. No conocía lo que era enamorarse de esa manera. No sabía lo que era sufrir por una chica. Era feliz. Lo que no me podía imaginar en aquel momento, era que al fin, pocas semanas después, yo, dejaría de ser virgen.

   Hoy no me queda día para contartelo, pero… ¿Vuelves el lunes?

6 comentarios:

  1. Esperaremos al lunes.

    20 años????

    ResponderEliminar
  2. Tranqui aunque muchos vayan por ahí alardando y riéndose no perdieron la virginidad mucho antes que tú, algunos incluso más tarde, algunos creo que con treinta y algo siguen sin descapullar...:P

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A los 20 hacen que sea un tema que te preocupe especialmente, supongo que un poco por curiosidad y un poco por no ser el último, después viene esa época en la que le das todo lo que puedes por si es la última vez, hay que aprovechar la oportunidad que uno no sabe cuando habrá otra, y pronto llega ese momento en que dicen que "uno al año no hace daño". Lo peor... que te acostumbras.

      Eliminar

Gracias por dejar tu comentario.