lunes, 31 de marzo de 2014

Capítulo 29

   Al final Sonia y yo no nos casamos. No por lo que dijeran nuestras familias, eso nos daba igual, simplemente creímos que no era necesario. Me compré un piso. Me hipotequé sin tener un duro, y nos fuimos a vivir juntos, para mí no había gran diferencia entre eso y casarse. Pocos meses después, entre discusión y reconciliación, decidimos que estábamos bien juntos. No hubo un día clave. Un día, sin saber como, al llegar a casa me encontré con que me esperaba mi chica.

   La vida al principio no fue fácil. No teníamos a nadie de nuestro lado y tuvimos que buscarnos nosotros solos las castañas. Nuestras familias..., no todos estaban en nuestra contra, pero eran esas voces las que más se escuchaban así que pronto nos encontramos solos. Nos daba igual, era lo que queríamos. Nos teníamos el uno al otro y eso era suficiente. Nadie se podía interponer entre nosotros porque no había fisuras. Ni siquiera me preocupé cuando a la fiesta de fin de curso llevó aquella falda tan corta; Mejor, pensé, así el de las rosas verá con más detalle lo que no puede tocar.
   El único problema era que había poco dinero, ella continuó sus estudios y yo no ganaba una fortuna. Pero ya no había vuelta atrás. Eso era lo bueno de aquella historia, no quedaba otra que seguir adelante. Dejamos a nuestras familias en sus casas y empezamos a vivir lo que nosotros llamamos, nuestra vida.

   Cuando eres joven ves la vida de otra manera, nada te da miedo. Recuerdo como me hipotequé con aquel sueldo ridículo que tenía. Eran otros tiempos. Supongo que ahora es todo más complicado. No me considero un valiente, hice lo que se suponía que tenía que hacer. Todo me empujaba en una dirección, era lo que tocaba, así que fue fácil. Hoy, hay días que miro atrás y hecho de menos un poco de aquella iniciativa, pero las cosas, y mi situación, han cambiado.
   No creo que uno pierda la valentía con los años, es más sencillo que todo eso. Lo que pasa es que cuando no tienes nada, tampoco nada pueden quitarte. Es fácil ser valiente cuando no tienes nada que perder. Del mismo modo es normal ponerse nervioso cuando ves tambalearse todo aquello que, con mucho trabajo, has construido durante años.

   Pero en aquella época todo eso no iba conmigo. Tenía miedo, supongo que siempre lo tuve, pero iba afrontando cada problema según iba apareciendo y poco a poco las dificultades fueron quedando atrás. De repente los frutos de nuestro esfuerzo empezaron a aparecer, y todo, como pasa en cualquier maquinaria bien engrasada, empezó a funcionar. Nos fue bien. Volvimos a salir, viajamos, cenas fuera de casa... ¿Qué quieres que te diga? Tenía todo lo que podía necesitar, amor, salud y dinero... Yo, era feliz.

   Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

   ¿A que este sería un buen final para mi historia? ¿Bueno? Bueno no, lo siguiente.

   Este era el final que un día una amiga dijo que sería el más adecuado: "y fueron felices y comieron perdices". Pero no sé porqué, el mismo día que lo publiqué nadie quedó conforme. Incluso mi amiga cambió de idea. Ahora decía que no podía terminar así, que ni se me ocurriera eso de dejar la historia a medias.
   No sé porqué, casi todo el mundo que me había estado leyendo hasta entonces daba por hecho que había más tela que cortar.

   - ¿Como te va?
   - Bien... Me va bien.
   - Anda venga, cuenta la verdad.

   ¿Será que no somos de finales felices?.
    El caso es que, tal y como había planteado el blog hasta entonces, me resultaba complicado seguir desmembrando la historia. Puede que por haber olvidado a donde quería llegar cuando la empecé, o por haber equivocado el destino. O tal vez, simplemente, por aburrimiento.

   No sé... el caso es que no estoy seguro de tener una entrada nueva para el próximo lunes. Como diría mi madre: Ya veremos...










10 comentarios:

  1. El miedo solo cambia de forma, pero supongo que somos más valientes de lo que pensamos o más inconsciente. No sé si realmente un final feliz es un final, espero que aunque eso llegue no te quede ese cierto amargor en la boca, sino algo más.

    Creo que mi comentario no se entiende ni papa, pero ando espesita :)
    Buena semana!

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    1. Todo final, feliz o no, trae consigo un nuevo principio.

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  2. Pues sí...hipotecarse para mi es igual no, peor que casarse porque cuando te casas el contrato lo puedes rescindir cuando te salga del huevo, pero cuando te hipotecas tienes que cumplir mes a mes, hasta que pasen 20, 30, 40....años o eso o que te toque la lotería o que consigas vender tu casa y entonces te quedas sin ella y necesitas otra...
    Yo creo que siempre fui muy cabal, bueno quizá con 18años me creía aquello de "dentro de dos años acabo el aprendizaje y me voy para ahí y nos vamos a vivir juntos" jajajaja! No ocurrió y si llega a ocurrir me temo que no iba a comer muchas perdices...Lo siento pero no me creo tu final. Tanto para un final tan poco original? O bueno quizá sea original porque nadie se lo espera...

    Un beso!

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  3. Siempre puedes comenzar una nueva historia. A mi me alegra que termine bien.
    De hecho, creo que ese es el final perfecto.
    Un abrazo!

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    1. A que sí? Es perfecto. Solo hay que mantenerlo dentro de su cajita y no jugar con él para que no se estropee.

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  4. Jo, chiqui... m'encanta el final... es más me ha hecho recordar mi principio... jo... Disfruta de todo lo bueno y a los demás que les den.
    Un besote

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    1. Esa discusión la tenía yo ayer con una amiga. Le pareció mal que le dijera eso de "que te den", pues nada mujer... que me den a mí. No están los mundos para ir despreciando cosas por ahí.

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  5. Si ya no tienes historia te la inventas.

    Nos vemos el lunes

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