lunes, 17 de marzo de 2014

Capítulo 27

   Solo un beso. Un beso puede subirte al cielo en un momento, o enviarte a la cárcel si el que te lo da es un tal Judas. Aquel beso selló nuestro compromiso. No necesitamos decirnos mucho más ¿Para qué? Los dos pensábamos lo mismo, y si no era así… nos lo creímos. Pero no todo fue tan fácil como lo he contado, no bastó solo con un beso.

   Al terminar la noche la acompañé a casa y no hubo beso de despedida en el portal, o tal vez sí, pero nada que mereciese ocupar un lugar en mi memoria. Simplemente quedamos para el día siguiente, en el que poco después se convertiría en "nuestro bar", para tomar algo y seguir hablando. Yo, que me presenté una hora antes en el lugar, estaba muy nervioso cuando la vi aparecer. Llegó diez minutos tarde, diez minutos que se me hicieron eternos. Estaba igual de bonita que la noche anterior. La tarde fue bien, recuerdo que encontramos un lugar discreto donde charlar, se me hizo corta. Ella era tal y como la había imaginado, aquello iba en serio.

   Todo muy tradicional, la pasión llegó unas semanas después. La llamaba todas las tardes. No tenía nada que contarle, pero yo la llamaba igual, y hacíamos eso de "cuelga tú", "no, cuelga tú", ... Al final siempre colgaba yo porque se me acaban las monedas, pero era divertido. Éramos tan empalagosos que dábamos asco.
   Supongo que uno recuerda la parte que quiere recordar, no te sorprendas sí encuentras demasiado almíbar. Recuerdo también que discutíamos bastante, muchas veces estuvimos a punto de dejarlo, pero nuestras discusiones siempre terminaban de la misma manera, con un beso.

   Los fines de semana dábamos largos paseos en coche, nos gustaba mucho ir a pasear a la playa o subir a la montaña para sentarnos a observarla desde allí, y no tardamos en pasar las noches en él. Hoy ya no quedan tantos lugares como entonces donde aparcar y poder quedarte a dormir tranquilo después de hacer el amor. ¡Qué tiempos aquellos!
   Solo tuvimos un problema una vez, que tampoco fue un problema. Un día se me ocurrió aparcar en un descampado y aparecieron por allí un par de coches haciendo rugir sus motores. Uno de ellos se paró a nuestro lado, bajó la ventanilla y empezó a gritar -¡Folladores! ¡Folladores!- Pero todo quedó en eso. Tal como vinieron se fueron, quemando rueda. Al principio me molesté un poco, incluso me asusté, no sabía que era lo que pensaban hacer aquellos engendros, pero en cuanto vi que se marchaban pasé del tema y volví a lo que tenía entre manos.

   - Ya has oido ¿No? Tú no te sientas presionada pero... no podemos defraudar a nuestros fans - Dije.
   - No, no pienso follarte. Que se jodan... - Respondió sonriendo mientras volvía a sentarse encima mía - Yo voy a hacerte el amor. 

   Un beso, solo un beso. A veces bromeábamos sobre como nos habíamos conocido y la manera de formalizar nuestra unión: “Yo nunca te dije que sí”, solía decir ella, a lo que yo siempre respondía: “Pues yo me lo tomé como un sí, haberte explicado mejor, ahora te jodes”.
   Eramos felices. A su lado, no necesitaba nada más. A ella parecían gustarle las mismas cosas que a mí, algo que al final no sé si es bueno o malo; alguna vez he pensado que quizás nos parecíamos demasiado. El caso es que estábamos bien, pero a algunos de mi familia no les gustaba mi novia y a algunos de la suya no les gustaba yo.

   En mi caso era porque yo no era lo suficientemente "bueno". Yo, callado e introvertido, bajito y tan poca cosa, con un padre borracho al que seguramente me parecería en breve, no era el mejor partido para su hija. Además... estaba aquel otro chico, el alto, el guapo, el que estudiaba con ella en la misma clase. Aquel que a veces la traía hasta casa en coche, ese que sus papis le habían comprado por haber aprobado todo. Ese que incluso alguna vez la había acompañado hasta la puerta y saludado a su madre. Ese si era un buen chico para su hija, además, de su misma edad, y no ese chico mayor con el que llevaba varios meses saliendo y que la traía a las tantas; a saber de donde venían... Si en realidad supieran de donde veníamos seguramente les gustaría un poco menos.
 
   Un día, poco tiempo despues de estar juntos y entre discusión y discusión sobre lo que opinaba su familia o lo que había estado por ahí diciendo la mía, a su casa llegaron una docena de rosas, era San Valentín.

   Yo nunca he regalado rosas por San Valentín ¿Por qué? No sé... No me da la gana.

15 comentarios:

  1. Bua, ya se me había olvidado lo que era echar un polvo en un coche... me estaré volviendo comodona o... simplemente mayor... pero donde este la comodidad que se quite cualquier coche con su cambio de marchas

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    1. El mejor polvo que he echado en mi vida fue en un coche, no diré más. Pero también es cierto que ahora prefiero la comodidad, aunque en mi caso no es que me esté haciendo mayor, todavía soy un chaval.

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    2. Enol, no es por señalar pero... tu hablas desde la posición de un hombre... cualquier hembra que haya estado en tal situación comprenderá lo que digo del cambio de marcha

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    3. Pues yo no comprendo......aaaaahhh!!! vaaale ya...sí sí, incomodísimo! Pero y las posibilidades? Cambio de marcha, freno de mano...leñe se puede dar una triple penetración!

      Ay ay! lo siento estoy suelta hoy jajajajajajaja! Voy a volver a ponerme la correa y el bozal, XD

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    4. A ver, a ver a ver! Todas tranquilas y ellos quietos! Que no se me caliente el personal. Jajajaja... En el asiento de atrás de mi coche, un Seat 132, no había palanca de ningún tipo, y lo recuerdo como un lugar bastante espacioso y cómodo.

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  2. Oh oh!...no sé por qué pero huele a que el desamor llama a la puerta...din doonnn!
    A mi nunca me han regalado rosas por san valentín...pero no se me caerían las bragas con algo así la verdad...XD Lo que pasa que siendo joven...una es más influenciable...

    P.D. Menos mal que te avisé eh?! Si es que no sabes en qué día vives!

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    1. Pues la verdad es que no, es lo que tiene esta situación, ya sabes... "los lunes al sol". Gracias por avisar, que haría yo sin ti...

      La vida es así Xoaniña, en cuanto ves a una chica que te gusta empiezan a brotar a su lado esos que se hacen llamar "los detallistas", toda una plaga.

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  3. Pues entonces no le debo gustar a nadie porque por san valentín detalles cero! XD

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    1. Mientes como un bellaco, si es así...dónde está mi ramo?? XD
      Otra vez?...La primavera te altera eh?? Que hoy es monday!!! jajajaja!

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    2. Entiendo que ya no te acuerdas de lo que escribí justo al final de la entrada. No te lo tomes a mal, pero ni por ti, ni siquiera por tí, rompería esa norma, es algo que me he tomado muy en serio.

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  4. Ya no queda ninguno de esos sitios donde aparcar, el rompeolas lo quitaron, la vista desde el alto la taparon con un muro y el último reducto de la montaña lo compró un futbolista para hacerse allí su casa, eso sí, tiene las vistas más impresionantes de toda la ciudad.

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    1. Por aquí aun queda alguno, pero uno ya no... en fin...

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  5. Ooinssssssssss!!! eso huele a broncaza de la buena. Las flores no se regalan para San Valentín, sino cuando te llama de verdad, aunque en mi caso prefiero una botella de vino que ya que hay que celebrar ... XD

    Los coches tienen ese lado travieso e incómodo que no tiene una coma :D

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  6. "Travieso" es la palabra. Donde esté una botella de vino... tu sí que sabes. ;)

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