lunes, 24 de marzo de 2014

Capítulo 28

   Me imagino la cara de su madre, que fue quién abrió la puerta para recibir aquella docena de rosas rojas. Me imagino su sonrisa al leer la tarjeta y ver que no traía mi nombre. También me imagino a Sonia atendiendo a la llamada de su madre, corriendo sorprendida al ver las flores y más sorprendida aun al leer la tarjeta y comprobar que no eran mías. "Una docena de rosas para una rosa", que original el chaval.

   - Mamá les echó laca para que aguanten más tiempo, las tiene allí en medio del salón - Me contaba aquel mismo día por teléfono - Yo quería devolvérselas, o tirarlas, pero no me dejó. Dice que esas cosas no se devuelven.
   - ¿Devolvérselas? - No acababa de convencerme la imagen de mi chica llegando a clase con una docena de rosas rojas - Déjale las rosas a tu madre, que las disfrute. Seguro que está toda contenta...
   - Sí, hoy estaba más feliz de lo normal.
   - ¿Y tú? 
   - ¿Yo qué?
   - ¿Te gustó?
   - Ya le llamé para echarle la bronca.
   - Ah... ya le llamaste, claro...
   - ¿Qué?
   - Nada.

   Aquellas rosas debían haber sido mías, pero no lo fueron. Yo no podía permitirme comprar una docena de rosas con mi sueldo ¿Sabes lo que cuesta una rosa en San Valentín? ¿Te imaginas una docena? Yo no. Yo no me lo imagino porque nunca he comprado rosas. Ya... soy un rácano, un soso, y poco detallista, lo mismo opinaba mi futura suegra. El caso es que yo me había gastado todo el dinero que tenía, que no era mucho porque todavía lo entregaba casi todo en casa, en un precioso anillo de oro con piedrecitas, que llevaba allí mismo en el bolsillo, y que ahora me parecía tan poca cosa al lado de aquella docena de rosas...

   - Esta tarde igual salgo un poco antes y paso a buscarte. Si quieres...
   - Vale - Dijo ella toda contenta - Te espero en la cafetería, donde siempre.

   Tenía curiosidad por saber si su amigo era tan alto y tan guapo como decían que era, algo que pude comprobar aquella tarde nada más entrar en la cafetería. Sonia estaba en una de las mesas con cuatro o cinco compañeros de clase y supuse que el alto y guapo sería el de las rosas. La saludé al entrar pero me quedé en la barra, dándoles la espalda, con la excusa de saludar al camarero que era amigo mío. Mientras charlábamos de como iba el negocio, ya habían pasado al menos un par de años desde que no me pasaba por allí, ella se acercó y nos marchamos sin pedir nada.

   - ¿De que te ríes? - Pregunté
   - De nada
   - Anda, cuenta
   - Nada, que Peke le decía a Marcos - Marcos era el de las flores - que tuviese cuidado contigo porque con esa espalda que tienes podías rebentarle la cabeza.
   - No le fata razón al Peke.

   Después pasamos la tarde en aquella montaña que había de camino a casa, solo había que dar un pequeño rodeo, mirando al horizonte sobre las copas de los árboles, y charlando. Podíamos pasarnos el día allí sentados y no se terminarían los temas sobre los que hablar. Era un lugar muy bonito para pasar la tarde, y tranquilo, por allí nunca pasaba nadie, si acaso alguna vez habíamos visto cruzar un conejo entre la maleza. Al final, como siempre, terminamos en el asiento de atrás, mi coche tenía unos asientos traseros muy cómodos y espaciosos. Empezaba a escurecer, y cuando ya estaba claro que aquella docena de rosas no había podido conmigo, decidí que era buen momento para sacar mi regalo del bolsillo.

   - Yo... te he comprado esto, no es gran cosa, pero...
   - ¡Qué bonito! - Exclamó mientras se lo ponía - Siempre le he dicho a mi madre que me casaría con el primer chico que me regalase un anillo.
   - Que bien... tu madre va a estar loca de contenta.


10 comentarios:

  1. mmm se me escapó antes no?? hoy soy yo la espesa pegada o el escritorio de blogger que funciona como el culo y no aparece la última entrada...
    Un anillo?? Estás muy loco! Di que yo igual hago lo mismo y me caso con el primero que me regale un anillo...me da que me quedaré vistiendo santos si es que se acepta a una atea para ese trabajo...que igual ni eso!

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    1. Nunca digas "de este agua no beberé".

      Algunas entradas el escritorio se las salta, no entiendo porqué. También me ha pasado en tu blog. Pero ya ves eh, puntual como... como... como uno que llega siempre a la hora que ha quedado.

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  2. Tarde, pero llego.
    Oye, lo de casarse con el primero que le dé un anillo, ¿era una amenaza? Mira que esas cosas imponen...

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    1. Tarde? Aquí nunca es tarde, no cerramos.

      Entiendo lo que quieres decir, pero ponte dentro del contexto de dos enamorados en esos primeros días en los que están gilipollas perdidos, se habla de hacer el amor en cualquier esquina, de matrimonio, de niños... de adoptar un perro! No sabes la de tonterías de las que uno puede llegar a hablar cuando está abducido por sus hormonas. O quizás sí lo sepas, no sé... cada uno es cada uno. A mí me ha pasado, lo admito.

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  3. Mira por donde he pasado por aquí a darte las gracias por tu comentario en mi blog, y me ha enganchado tu historia, me ha encantado, con lo que he decidido seguirte si me lo permites.

    un saludo

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  4. Venga va, te lo voy a permitir por esta vez, pero que no se repita eh!

    Yo pasé por el tuyo por un enlace que dejó "Xoaniña", pero el sistema no me permite seguirlo. Ayer creí que era culpa del movil, pero hoy desde el Pc hace lo mismo, así que no he podido enlazarte a mi escritorio. Lo intentaré otro día.

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  5. Que no puedes entrar? que raro. Pues nada a ver si lo puedes arreglar.

    un abrazo

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  6. Cuando a una madre se le mete algo entre ceja y ceja, telita. Al final las rosas no te hicieron sombra y oye acabaste en el asiento de atrás y con tu chica, que más podías pedir :P

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    1. Pues oye... por pedir... por pedir... una primitiva de tre o cuatro millones de euros. Ya, ya sé eso de que el dinero no da la felicidad, pero dudo de que tampoco sea un obstáculo en su búsqueda.

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