El domingo amaneció despejado, aunque eso no era extraño a la hora que solía levantarme. Para mí los domingos empezaban a partir de las dos de la tarde, cuando mi madre entonaba el último aviso para comer, al que había que asistir sí o sí. Salí de casa sin tener todavía las cosas muy claras sobre como debía actuar. Me sentía confuso y no sabía muy bien que decir, o que hacer, cuando la tuviese delante. No tardé en encontrarla, siempre frecuentábamos los mismos lugares y el pueblo era pequeño; no llevaba ni media hora dando vueltas frente al viejo instituto cuando la vi aparecer junto a sus hermanas. Al verme se separaron y Lola vino a mi encuentro.
- Hola – Dijo con la misma naturalidad de cualquier otro día.
- Hola – Respondí con la misma cara de póquer - ¿Damos una vuelta?
Asintió con un gesto, así que salimos del pueblo en dirección a ninguna parte, hablando de los más diversos temas como harían dos desconocidos. Pronto entendí que apenas sabía nada de Lola, pero no había problema, al parecer ella se había empeñado en que lo supiese todo aquella misma tarde. Hablando sin parar - Ella hablaba, yo me limitaba a escuchar - llegamos hasta un pequeño puente donde nos detuvimos. Nos quedamos mirando al río intentando encontrar entre sus aguas algún pez que lo hiciese más interesante, pero no había. Estábamos solos, no se veía a nadie alrededor, y creí que era un buen momento para empezar a hablar sobre lo sucedido la noche anterior, pero no hubo manera. El silencio duró solo un segundo, de inmediato empezó otra vez con su historia. Hablaba y hablaba sin parar sobre otras cosas, como dije antes parecía querer contarme toda su vida en una tarde y no encontré el modo de introducir el asunto del que quería hablar en la conversación. Tampoco me molestaba, la conversación era interesante. Continuamos caminando hasta el parque que había a las afueras del pueblo y una vez allí encontramos un lugar discreto para sentarnos. Un diminuto puente de madera situado sobre un lago artificial nos pareció un buen lugar. Este fin de semana estuve allí; me acerqué en uno de mis últimos paseos a solas para pensar. El lago todavía está allí, y el puente puede decirse que también está, aunque tan deteriorado por el paso del tiempo que dudo mucho de que nadie se atreva a cruzarlo. Me quedé mirándolo y recordé aquel momento.
Recordé como, según fue avanzando la tarde, yo me iba convenciendo a mi mismo de que podía darle una oportunidad a aquella relación. Podía y debía. No tenía nada que perder y si mucho que ganar. Lola me gustaba. Me gustaba su manera de hablar, me estaba entreteniendo su charla, y me gustaba como me miraba. Ahora que sabía más de ella me gustaba aun más.
Cuando nos sentamos nos quedamos un rato en silencio, no sé si fue el lugar ,el paisaje, o el croar de las ranas bajo el puente lo que nos despistó de nuestra conversación y ambos nos quedamos durante unos largos segundos callados, esperando algo.
- Ayer me di una ducha fría al llegar a casa – Soltó de repente – No es que me sintiera sucia… es que estaba un poco alterada. No es que no me gustase lo que pasó en el portal… - continuó entre alborotada y confundida – Es que…
- Lola… yo… - intenté interrumpirla pero no me dejó hablar.
- No tienes que explicarme nada. Es algo que pasó y ya está. Yo sé que te gusta la chiquilla esa y lo entiendo. Tienes que animarte y decírselo de una vez. Lo de anoche fue un calentón de un momento y nada más. Pero quiero que sepas que me lo he pasado muy bien contigo esta tarde, y ayer también lo pasé bien.
- Yo también me lo pasé bien ayer, y hoy claro... – Dije, y me quedé mirando al agua entre los barrotes de madera.
Y ahora vas a permitirme que hable en tercera persona un momento: Aquel gilipollas que estaba sentado al lado de Lola… No dijo nada más. Todas las cosas que tenía que decirle, toda la tarde quejándose para sus adentros de que no le dejaban hablar, y ahora que tenía su momento, su oportunidad, el muy imbécil se queda callado. En su cabeza se agolparon las torpes palabras de Lola que no acabó de comprender, y mientras pensaba en una salida se quedó atrapado en ella, y no supo reaccionar; no se atrevió a cruzar el puente y dejó que el momento se escapase. Nunca sabrá si tomó la decisión acertada o no, quizás eso sea lo que peor lleva de todo el asunto. Aunque, que más da...
Pero las cosas pasaron así. Los dos se quedaron callados, como si los dos pensasen que le tocaba mover ficha al otro. Caminaron en silencio hasta un bar cercano, y terminaron el día hablando con otras personas de cosas totalmente intrascendentes que seguramente ya han olvidado.
Me gusta esta chica para ti... espero que a la criaturica le dieras su oportunidad...
ResponderEliminarFeliz semana de San Ballantines!!!!
Yo soy más de Cacique.
Eliminary yo... pero le estoy haciendo el vacío a la Coca-cola
ResponderEliminarMal. Muy mal. La Coca-cola ahora es un producto gallego, con denominación de origen. Pero no tiene nada que ver con el Cacique, eso es cierto, es más para las comidas.
EliminarMal no... hacen una ERE (amparados en la nueva ley de trabajo) siendo que tienen grandiiiiiiiiiiisimos beneficios...
EliminarPorque querrán ganar más, ya sabes como va eso... La ley no la hicieron ellos; ley mala, coca-cola buena, al menos para aflojar tornillos. Cada uno tiene derecho a hacer lo que quiera con su empresa, privada, siempre que esté dentro de la ley. Quién es mejor? Pepsí? Freeway? Cuéntame, cual es esa empresa maravillosa, ya fabrique bebidas o calzoncillos, que reparte sus beneficios a los trabajadores y no despide a nadie, aunque para ello tenga que perder dinero?
EliminarYa, pero algo tendremos que empezar a hacer para que la cosa cambie ¿no?... si no pataleamos, si no prendemos fuego, si no salimos a las calles... damos por bueno todo lo que esta pasando
EliminarSabias palabras, pero equivocado objetivo. Hay muchos frentes donde luchar que merecen la pena como para perder el tiempo con este. Sé objetiva. Entiendo que meterse con Cocacola mola, que se jodan los yanquis. Pero después vamos a comprar espárragos de china o pimientos del perú y a nuestros agricultores que les den. Y no son 1.200, son más, y también son personas, con hipoteca, con hijos... Fíjate, si los miras así igual dan tanta pena como los de Cocacola.
EliminarAyer, hablando sobre el tema con una amiga y según su razonamiento, llegué a la conclusión de que, puesto que aquí la empresa que se ocupa del abastecimiento de agua, ha hecho un ERE... yo no podré ducharme nunca más.
Enol, rey, hace tiempo que me negue a adquirir nada en las tiendas de los chinos y antes de echar un producto en el carro miro su procedencia... mi granito de arena lo pongo en todo aquello en lo que me es posible
EliminarAsí me gusta Dina, si hubiese más gente como tú otro gallo nos cantaría. Yo sin embargo, lo siento mucho por toda esa gente que se quedo sin curro y que sufre necesidades (Sé lo que es eso) pero pienso seguir usando la ducha de vez en cuando. Y también me compraría pimientos del Bierzo si pudiese permitírmelo, pero no está el horno pa bollos.
EliminarPobre pobre pobre...jaja me recuerda a una historia...es que mira que a veces somos gilipollas, nos dejan claro que les gustamos y no nos atrevemos a corresponder. Luego lloramos...si es que...También te digo que yo no me arrepiento, porque si lo pienso...tener pareja a los 17años...ufff lo que me habría perdido!!! Jajaja.
ResponderEliminarSi escoges un camino, por supuesto, nunca sabrás que te esperaba en el otro. Pero si vas por el otro... tampoco sabrías lo que te perdías de este. Yo tampoco me arrepiento, me ha ido bien. Solo pienso a veces en el asunto. Qué hubiera sido sí... Soy humano.
EliminarYo me niego a comentarte hasta que no avances mas en la historia.... que esto ya se parece a "como conocí a vuestra madre"!! Te acuerdas de por qué la empezaste?? yo si..... pues eso!! Un bico, wapo.
ResponderEliminaryo no me acuerdo porque comenzó?, jooooooooo
EliminarMe encanta esa serie, Bruja. Pues no recuerdo muy bien por qué la empecé... A ver si estaba borracho o algo?
EliminarDina, si no recuerdas que hiciste esta mañana, como vas a recordar por qué comenzó? Ains... Dori Dori...